La edición de ACCIÓN & FANTASÍA que marca la docena no es un número más. Según muchos lectores es de calidad “excepcional” por su despliegue dinámico con narraciones aceleradas, exóticas, colmadas de pilas de acción, para ser fieles al espíritu movedizo de esta publicación de su director Néstor Fabiani.
De hecho el número se abre nada menos que con una novela inédita de Mariano Buscaglia. Y es que “ESCLAVOS DEL SATÁN DEL AIRE” es una mezcolanza de nazis, cerebros trasplantados, gorilas, yetis y dirigibles. Con semejantes condimentos podría figurar en los anales de las más históricas revistas pulp, sin embargo se trata del material producido hoy en día acá en Argentina.
“No publicábamos una novela entera y original desde nuestro primer número. Ésta era una buena ocasión” dice su director.
“Kuruku el gorila violador de núbiles” de Fernando J. Ramos se presenta como una buena humorada. Situado en un planeta selvático donde una de las tribus nativas le pide ayuda a los colonos terrestres para que atrapen precisamente al gorila del título, una bestia lasciva que rapta y abusa de las jóvenes de la tribu. Está narrado con gran profesionalismo y sabe llevar la acción de a poco hasta el momento culminante. Ramos, a pesar de ser aún joven, comenzó publicando tempranamente en 1995 y desde ahí fue creciendo en su estilo siempre sarcástico.
“King Kong Ping Pong” de Javier Roma es un ultracorto en donde el famoso King Kong y un robot gigante se trenzan en una pelea a muerte en la ciudad de Buenos Aires. El énfasis está puesto en lo grotesco y lo logra por medio de un humor ácido y de escenas reconocibles para el lector: la Casa Rosada, el Obelisco, etc. Aquellos que se divierten con lo espectacular, que disfrutaron Titanes en el ring y las escenas grandilocuentes de Sábados de Súper Acción, paladearán esta pequeña pieza corrosiva, como todas las de su autor.
Y para adornar esta edición, encontramos dos clásicos bien apropiados para un especial gorilas. “El gorila prófugo” de Abel Mateo (1953) comienza así:
“Aquel viejo circo junto al río había dado mucho que hablar en New-Babel. Era un circo famoso, desde luego: pero había sido más un circo popular que un circo prestigioso. Naturalmente, había en él hombres y mujeres de casi todas las naciones, pero, a pesar de ello, casi toda su propaganda se basaba en sus animales”.
Sabiendo que Mateo era un gran humorista lleno de intencionalidad política, ¿qué sucede si reemplazamos la palabra “circo” por “país”?. En efecto, este relato, como todos los suyos, tiene dos lecturas: una superficial contando una aventura entretenida de toques grotescos, y otra lectura metafórica donde Mateo se despachaba para repartir con gran humor críticas a diestra y siniestra sobre las bajezas de nuestra sociedad. En “El gorila prófugo” nos encontramos con la historia aparente de un circo misterioso, una adivina, un asesinato y un gorila prófugo, tal como lo proclama desde el comienzo.
Por último tenemos a Ernesto Castany, todo un respetable autor de la literatura argentina, instigador de géneros, creador de aventuras, Ciencia Ficción, policiales, terror. En “Fuga de amor” (1955), asistimos a una perfecta road-story en donde un extraño gángster, producto de un experimento de laboratorio, se transforma en un homínido que roba dinero, mata, y luego huye y secuestra a una joven pareja de adolescentes para huir en su automóvil por las rutas de la provincia de Buenos Aires.
Como si esto fuera poco, una deliciosa historieta vieja: “El gorila azul”, en la que una partida de exploración va a África en busca de un mítico gorila azul. Dibujos estilizados y excelentes para contar una historia tradicional, algo previsible pero que entusiasma. ¿Por qué un “Especial Gorilas” entonces?
“¿Y por qué no?” sonríe Fabián Thorné, el productor ejecutivo. Su explicación sencilla no carece de gracia, y luego nos apunta sonriente, expandiendo su concepto: “Los gorilas parecen ser un tema siempre atrapante porque causa impacto y misterio, y si mezclamos eso con lo fantástico, entonces tenemos un sándwich irresistible” dice. Y Fabiani agrega: “Bah, no hay porqué sorprenderse. Todos los grandes autores de aventuras estuvieron obsesionados con estas bestias salvajes; Gastón Leroux, Edgar Rice Burroughs, Emilio Salgari, el capitán Mayne Reid, todos”. Y parece una explicación más que convincente, a juzgar por la fabulosa portada con un gorila colgado de un zepelin. Para muestra basta un botón, dicen a veces. Y en este caso, para muestra basta un gorila. ♦
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