viernes, 24 de julio de 2015

El nudo celta de la calle Bioy Casares, Gonzalo Santos (opinión)


La novela de Gonzalo Santos comienza a perturbar con tan sólo leer el título. El libro tiene la particularidad de respetar la inteligencia del lector (o de despreciar la de aquellos que no llegarán a comprenderlo). Una lectura al vuelo de la novela, sólo puede provocar confusión. Una lectura pausada y cavilosa, conduce al lector a los estratos subterráneos de la obra, que se superponen y sumergen en ese nudo que el autor llamó celta y que no es otra cosa más que el infinito o el eterno retorno de los estoicos.
  Con un exceso de referencias y citas retóricas que describen la particularidad de los personajes de la novela y de la historia en la que están inmersos; El nudo celta… nos sitúa en una Argentina post algo, en un futuro imprevisible, luego de una guerra con unas fuerzas que pueden ser extraterrestres, pero más que eso, son lo no humano.
  El gran acierto de Santos es no excederse en exégesis redundantes, limitándose a construir un informe actual de un evento futuro, donde las referencias a lo inmediato (a ese inmediato) son innecesarias. Sabemos que hay seres que llaman “topos” que esos topos pueden ser el rezago de una invasión, que habitan en cuevas y que pueden morir muchas veces. El nudo comienza a recorrerse en todas las capas. Dos personajes principales, dos sueños reflejos, y una mujer —que es algo más y que los superpone a ambos—. Los reflejos oníricos de cada soñador son lo que le terminan entregando un sentido a la historia y una realidad definitiva a esa que ellos consideraban verdadera. 
  Todo pasa por el nudo, lo repito.
  Lo que uno puede definir como extraterrestre, a medida que avanza el libro, se transforma en hechicería, lo real pasa a lo mágico, y lo mágico, puede ser sólo un sueño.
  Algo de Philip K. Dick, algo de la elegancia y aridez del mejor J G. Ballard y mucho de algo nuevo que se llama y apellida Gonzalo Santos. Lo único que me queda por hacer es recomendar esta lectura, hasta el infinito, como ese nudo imposible, que nunca termina y que nunca empieza, el nudo celta. 

Mariano Buscaglia

El nudo celta de la calle Bioy Casares, Gonzalo Santos, Malas Palabras Buk, Argentina, 2014.

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